Fue después de recorrer Chile de norte a sur que Don Maximiano Errázuriz encontró en el Valle del Aconcagua el terroir ideal para los plantones europeos que trajo al país sudamericano a mediados del siglo XIX. Fue pionero en explorar el Valle para la elaboración de vinos finos y abrió las puertas de la bodega que lleva el nombre de su familia en 1870. Su descendencia heredó su espíritu visionario y consagraron sus vinos alrededor del mundo. Hoy, la bodega está dirigida por Eduardo Chadwick Errázuriz, quien cuenta con el enólogo Francisco Baettig, uno de los más respetados del Nuevo Mundo.

Vista: rubí intenso

Nariz: Consistente en nariz, se notan aportes de madera con toques de chocolate y café torrefacto.

Boca: En boca muy suave, es un vino muy agradable y refrescante con un excelente final y persistencia.

Grado Alcohólico 14%